¿Qué son las ETCs?
Las encefalopatías traumáticas crónicas (ETC) son enfermedades neurodegenerativas caracterizadas por la acumulación anormal de una proteína en el cerebro. Las ETC son consecuencias de lesiones cerebrales producto de uno o varios golpes repetitivos en la cabeza. Golpes como los que se dan en los deportes de contacto como el fútbol americano, el boxeo, el hockey sobre hielo…etc. En estos deportes, los impactos que sufren los jugadores causan tales daños en su cerebro que pueden llegar a desencadenar a largo plazo una sintomatología bastante grave compuesta de irritabilidad, impulsividad, agresividad, depresión, pérdida de memoria a corto plazo y tendencias suicidas.
Uno de los casos más importantes que relaciona las ETC con los deportes de contacto es la muerte de Mike Webster, el primer jugador de la NFL (National Football League) en ser diagnosticado con ETC.
Mike Webster falleció de manera repentina e inesperada tras años de lucha contra una discapacidad intelectual y cognitiva, tendencias autodestructivas, desórdenes de ánimo, depresión, abuso de drogas e intentos de suicidio. Su muerte supuso un punto de inflexión sobre la seguridad de aquellos que practican, de forma profesional, alguno de los deportes de contacto mencionados anteriormente.
Bennet Ifeakandu Omalu es el médico patólogo-forense descubridor de la incidencia de las ETC entre los jugadores de fútbol americano. Omalu fue quien le realizó la autopsia a Mike en 2002. Durante la realización de la misma, observó lesiones que habían sido descritas con anterioridad en boxeadores y otros deportistas profesionales. Consecuencia de esto último, sospechó que Mike sufría demencia pugilísitica, enfermedad que es producida por impactos repetidos en la cabeza. Usando una técnica especializada de tinción y microscopía, identificó, en el cerebro del jugador, una excesiva acumulación de una proteína conocida como tau.
Imagen de la portada del libro “Truth doesn’t have a side: My alarming discovery about the danger of contact sports” del Dr. Bennet Omalu. Extraída de Goodreads.
Existe una película que dramatiza el descubrimiento del doctor Bennet llamada «La verdad duele» la cual os recomiendo ver si tenéis curiosidad y queréis ver algo relacionado con este tema.
Las ETC también han sido reconocidas y descritas como:
- Neurastenia cerebral.
- Síndrome de postcontusión crónica.
- Lesión cerebral crónica, Histeria de compensación.
- Neurosis de conmoción.
- Apoplejía traumática retardada.
- Demencia traumática.
- Ecefalopatía traumática.
En conjunto, estos términos muestran la asociación causal de ETC por lesión cerebral traumática.
¿Cómo funcionan las ETCs?
Desde un punto de vista fisiopatológico, las ETCs se caracterizan por una acumulación anormal e irregular de la proteína Tau la cual es una proteína que, en condiciones normales, participa en la estabilización de las fibrillas de los microtúbulos y, por tanto, en la estabilización de las neuronas. Esta proteína también es importante en el mecanismo de regulación de estas células.
Estudios inmunohistoquímicos, que generan imágenes de microscopía de fluorescencia, revelaron que una lesión cerebral traumática leve puede modificar la configuración y posición de tau. Lo que ocurre cuando sufrimos una conmoción cerebral es que tau se disocia de los microtúbulos y se fosforila (un grupo fosfato se pega a ellas a través de enzimas) cambiando así la estructura de la proteína. Este cambio de estructura desencadena la formación de los ovillos neurofibrilares, es decir, un conglomerado anormal de proteínas compuesto por pequeñas fibrillas entrelazadas.
Esquema que muestra la estabilización que realizan las proteínas Tau y como la formación de ovillos provoca la degeneración de los microtúbulos.
Conclusión
Los deportes de contacto contienen más riesgos además de las lesiones habituales que vemos en los deportistas. Lesiones que no se ven “a flor de piel”. Si los practicáis tened cuidado y acudid al médico periódicamente. Y sobre todo, intentad tener el mayor número de protecciones que dicho deporte permita.
Bibliografía
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Alba García Sánchez, MSc en Biotecnología Avanzada