8M, mujer y ciencia

Tal y como dice Déborah García Bello, brillante química y divertida divulgadora científica, la visibilización de la mujer en la ciencia es un ejercicio de justicia. Si comenzamos por el principio, actualmente en España hay más estudiantes mujeres en la universidad que hombres, somos el 55%. Este número es todavía más elevado entre los titulados, un 58% de las personas graduadas son mujeres.

Aun así, es evidente que existe una enorme diferencia de matriculados entre las carreras de ciencias que estudian prevalentemente mujeres, las conocidas como ciencias de la salud con un 75% de alumnado femenino, y carreras que estudian principalmente hombres, como ingenierías, en las que representamos menos del 30%. En grados como biología, química, matemáticas o física, hombres y mujeres están igual representados, con variaciones no significativas estadísticamente hablando.

Durante el día 11 de febrero se llevaron a cabo multitud de ingeniosas y remarcables actividades, entre ellas algunas menos lícitas con el fin de animar a las chicas a que estudien más ingenierías, que en mi modesta opinión, no debería ser el principal objetivo (nadie se esfuerza por motivar a los chicos a estudiar ciencias de la salud). Otras, algo más acertadas, animaban una elección libre evitando al máximo los estereotipos y prejuicios asociados al género.

Pero hoy, día 8 de Marzo, se ponen sobre la mesa otros debates igual de importantes. Todos debemos tomar consciencia de que aunque cursemos estas carreras y estemos igualmente capacitadas ni siquiera nos contratan de manera igualitaria.

En un estudio de la Universidad de Stanford  basado en una prueba de doble ciego, 127 sujetos recibieron varios currículums iguales. Todos los currículums correspondían a personas en posesión de carreras de tipo CTIM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), sólo variaba el género del nombre del solicitante. Al igual que ocurría en un estudio anterior llevado a cabo por la Universidad de Wisconsin-Milwaukee, tanto los evaluadores hombres como mujeres seguían recompensando en mayor grado a los candidatos varones. A iguales méritos, ellos recibían una percepción mayor en su “competencia, empleabilidad y en la disposición de los contratantes a ayudar al candidato”. De media, los participantes ofrecieron un salario inicial de 26.500 dólares al año para las mujeres, 30.200 para los hombres.

Pero, aun cuando nos contratan y demostramos nuestra valía seguimos teniendo menor credibilidad y recibimos menos acreditaciones, respeto y premios que nuestros compañeros varones. En el 2014, Marta I. González recogía en un artículo para el blog Zientzia Kaiera el ‘efecto Mateo’ en la ciencia. En este evangelio se muestra una lección inquietante: “A todo el que tiene, se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará”. En el ámbito de la ciencia, este versículo se aplica al prestigio social del que goza un investigador con una trayectoria reseñable y que, en muchos casos, impide crecer a otros estudiosos de la materia cuyos trabajos se ven infravalorados frente a las aportaciones del científico más influyente. Este efecto se ve exacerbado si la antagonista es una mujer, de manera que ocurre el “efecto Matilda”: el trabajo y los logros de una mujer científica se atribuyen frecuentemente a colegas masculinos. Todos conocemos a multitud de mujeres a las que no se les ha dado la credibilidad que merecían: Rosalind Franklin no recibió ningún reconocimiento por su papel fundamental en el descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN, ni Lise Meitner al descubrimiento de la fisión nuclear, la mayoría de la población no conoce a Ada Lovelace a pesar de seruna gran matemática, informática y escritora, ni a Gabriela Morreale, precursora de la endocrinología moderna.

Esto evidentemente pasa factura y se traduce en un menor sueldo, mayor esfuerzo para obtener cargos y una menor sensación de valía. Por si nos enfrentásemos a poco, cuando alguna de las científicas decide formar una familia, esto suele jugar en su contra. Según un estudio de Nature, casi la mitad de las científicas estadounidenses abandonan su carrera a tiempo completo después de engendrar a su primer hijo. No solo se debe a su ferviente deseo de maternidad, sino a la falta de ayudas y recursos en un ambiente altamente exigente y cargado de responsabilidades.

Por tanto, en este 8 de marzo es necesario que todas nos involucremos en reclamar que si el mérito es nuestro sea a nosotras a quien “se nos dé y nos sobre”. Que nuestra credibilidad no se vuelva a ver en entredicho por el género y que nuestros logros sean igualmente reconocidos. Mientras tanto, adjunto a continuación la bibliografía de la que he obtenido los datos aquí expuestos. Feliz Día de la Mujer.

BIBLIOGRAFÍA:

Deborah García Bello 26/02/2019

http://dimetilsulfuro.es/2019/02/26/mama-quiero-una-chica-cosmica/

 

  • Nearly half of US female scientists leave full-time science after first child

Holly Else 19/02/2019

https://www.nature.com/articles/d41586-019-00611-1

 

  • Radiografía de los universitarios españoles, en 9 gráficos

Europapress 12/09/2017

https://www.europapress.es/sociedad/noticia-radiografia-universitarios-espanoles-graficos-20170912191902.html

 

  • La ciencia confirma que ocultar el género en el currículum ayudaría a acabar con el sexismo

Esther Miguel Trula 16/01/2017

https://magnet.xataka.com/preguntas-no-tan-frecuentes/la-ciencia-confirma-que-ocultar-el-genero-en-el-curriculum-ayudaria-a-acabar-con-el-sexismo

María Díaz Urbano. Estudiante de 3º de Biotecnología

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