Debido a la celebración de la semana de “la Mujer y la Niña en la Ciencia” en la Universidad de Extremadura, hemos querido aportar información, que incluso para nosotras ha sido desconocida, acerca de muchas mujeres que han formado parte de la historia de la ciencia; además de nuestra valoración de esta situación como mujeres estudiantes de Biotecnología.
Siempre han sido referentes femeninos científicas como Marie Curie o Hipatia de Alejandría. Sin embargo, no son las únicas que han contribuido de una forma relevante en la ciencia, cuyo trabajo no ha sido reconocido debido a que el mérito se lo ha llevado siempre el hombre, ya sea su marido o un compañero de trabajo. Es imprescindible mencionar que la principal raíz de todo esto es la negación de estudios superiores a la mujer, especialmente en ciencia.
Un ejemplo de mujer a la cual se le prohibió crecer como científica fue Agnes Pockels (1862-1935). Sin embargo, siendo ama de casa, se las arregló para estudiar física con los libros de su hermano, conocimientos que aplicaba a lo que tenía más a mano: el agua de fregar los platos. Así, desarrolló un dispositivo para medir la tensión superficial en sustancias como aceites, grasas, jabones y detergentes. Finalmente fue Irving Langmuir quien se llevó el Nobel por el perfeccionamiento de la idea original de Pockels.
Otro ejemplo llamativo es el de Nettie Stevens (1861-1912), quien realizó una exhaustiva investigación con insectos cuya principal conclusión revolucionaría el mundo de la ciencia: son los dos tipos de cromosomas, el X y el Y, los que determinan el sexo de un ser vivo. Pero, mala suerte, Stevens publicó su trabajo al mismo tiempo que su prestigioso colega Edmund B.Wilson y es fácil saber quién se llevó la gloria.
Lise Meitner (1878-1968) es la «Madre» de la fisión nuclear cuya carrera ha sido marcada por ser mujer y judía. Uno de los desprecios que sufrió fue por parte de Otto Hahn, el cual no compartió el Nobel de Química con ella a pesar de sus 30 años de colaboración. Fue obligada a trabajar en un antiguo taller de carpintería instalado en el sótano, ya que el laboratorio no permitía mujeres. Recibió sueldos miserables por sus trabajos pero, al menos, Meitner sí recibió reconocimientos importantes, como la medalla Max Planck en 1949 y un elemento de la tabla periódica en su honor: el meitnerio.
En España contamos con científicas de renombre internacional, como son la bioquímica Margarita Salas, la física-óptica Josefa Yzuel o la bióloga molecular María Blasco. Este mes de diciembre ha fallecido Gabriela Morreale, la Madame Curie española. Sus estudios en Bioquímica han ayudado a evitar el desarrollo de determinadas enfermedades en miles de bebés. Su desarrollo de la prueba del talón en recién nacidos ha posibilitado la detección de enfermedades en las que un simple cambio de dieta evita la producción de metabolitos que causan enfermedades graves en neonatos.
Conociendo las dificultades que ha pasado el sexo femenino a lo largo de la historia nos sentimos afortunadas de que hoy en día podamos estudiar sin restricciones. Sin embargo, actualmente, las mujeres solo representan un 39% del total de investigadores en España.
Pudiendo acceder a nuestra vocación, tanto nosotras como el resto de mujeres estudiantes o dedicadas a cualquier ámbito científico, estamos contribuyendo a que el papel de la mujer en la ciencia deje de ser invisible.